La opinión pública ha reaccionado estupefacta ante el atropello cometido por un empleado del servicio exterior, pariente de un ministro, contra dos agentes de la Amet en el cumplimiento de su deber, en la ciudad de Santiago. Y peor aún, cuando no levantaron cargos contra el joven que violó varios artículos del Código Penal que implicaban cárcel.
A diferencia de otros casos, el Ministerio Público no se dio por enterado. La Policía tampoco se movilizó ante el asesinato civil de dos de sus miembros porque lo que ocurrió en la avenida fue el asesinato moral de dos agentes del orden. ¿Con qué autoridad ponen una multa esos dos agentes después de lo que pasó (o no pasó, según las autoridades). Este caso obligaba al Ministerio Público a acusar al sujeto ante un juez por violación a varios artículos del Código Penal, particularmente los que se refieren a ultrajes y vías de hecho contra un oficial en el ejercicio de sus funciones. Del mismo modo, por su notoria conducta incivil, debe ser cancelado de su posición en el servicio diplomático y consular.