Cuando hablábamos de seguridad, terrorismo y libertad de expresión en Internet, explicábamos cómo Francia, tras el ataque a Charlie Hebdo, estaba recrudeciendo sus leyes de control en la red. Por aquella época habían aprobado una ley que les permitía bloquear sitios web de forma administrativa, sin necesidad de un juez.
En concreto, la nueva Ley de Inteligencia permitirá que los servicios de inteligencia puedan leer los correos de un sospechoso, obligar a las operadoras a entregar información incluso proporcionar acceso sobre lo que hace una persona y también habilitar la vigilancia masiva de la red, es decir, recopilar metadatos en bruto.
No sólo quieren vigilar a usuarios sospechosos, sino también detectarlos. Los operadores de red tendrán que habilitar en sus sistemas una serie de «cajas negras» de algoritmos que, en cuanto detecten que una persona cumple ciertos patrones de comportamiento online (sitios visitados, búsquedas hechas y contactos con los que habla, por ejemplo), den la voz de alarma a las autoridades.