Una fresca capa de nieve cubrió Park City en el día inaugural del Festival de Cine de Sundance. Durante 11 días cada enero, Sundance se convierte en el punto focal del mundo del cine independiente, congregando a directores y estrellas establecidas con talento emergente, distribuidores de películas en busca del próximo éxito de bajo presupuesto y cinéfilos que acuden para pasar un buen rato.
«Uno no puede hacer una película pensando en un festival, y no es algo que yo hubiese esperado o dado por hecho. Pero en el fondo siempre es como el sueño que uno tiene», dijo Lauren Greenfield, quien estrenó su primer documental, «Thin», en Sundance en el 2006 y regresa con una de las cintas inaugurales, «The Queen of Versailles» (La reina de Versalles), sobre una pareja multimillonaria que vive en una mansión de más de 8.350 metros cuadrados (90.000 pies cuadrados) construida a semejanza del Palacio de Versalles.
También se estrenaban «Hello I Must Be Going» de Todd Louiso, en competencia en el apartado de películas dramáticas estadounidenses, sobre la relación amorosa entre un joven de 19 años y una mujer divorciada de 35; el drama «Wish You Were Here» del cineasta australiano Kieran Darcy-Smith, sobre una vacación que acaba mal, en la competencia dramática internacional; y el documental del director sueco Malik Bendjelloul «Searching for Sugar Man», un retrato del prometedor cantautor de los años 70 Rodríguez y su caída en el olvido.