Alfonso Rodríguez recargó la escopeta y limpió su bate. “Y si este lunes los piratas vuelven a las calles salgo otra vez con todos los poderes a caerle a plomazos y a batazos; no es verdad que van a vender mi película (“Feo de noche, lindo de día), se equivocaron conmigo”.
Ya no caben dudas de que su advertencia pueda convertirse en realidad porque el jueves y el viernes se fue a Santiago “armado hasta los dientes” a perseguir y a capturar “a estas ratas que quieren jugar con mi comida”. El “temible” Alfonso escogió a Santiago para “tomarse la justicia con sus propias manos” porque de esa ciudad fue que recibió reportes de que su película había sido pirateada.