Tomás Santana de la Cruz, mejor conocido en el mundo del espectáculo como El General Larguito, que dio tanto y recibió tan poco, ha muerto en medio de una profunda pobreza y sin ver hecho realidad su último deseo: conseguir una casa del Gobierno. El deceso se produjo alrededor de las 10 de la mañana, y a las 2 de la tarde su cuerpo aún yacía en la cama sostenida por pedazos de blocks, a la espera del carro fúnebre con el ataúd que enviaría el Ministerio de Cultura para trasladarlo a la funeraria; trámite que se retrasó al parecer por la desorientación de la familia, que por la falta de recursos no sabía qué hacer, hasta que miembros de la filial de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) llegaron al lugar e hicieron contacto con Cultura. Desde hacía varios meses, el cantautor padecía de cáncer pulmonar, neumonía y gastroenteritis, enfermedades que le ocasionaron deshidratación aguda, al extremo de que al momento de su muerte pesaba sólo 50 libras.
La muerte de El General Larguito conmueve al país
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