A diferencia de lo que se entendía por «rock nacional» hasta el momento, Soda Stereo registró una placa que invitaba a bailar, a mover el cuerpo, aunque también dejaba plasmado su mensaje, idea o crítica de los tiempos que corrían. De todas maneras, parte de la industria y del periodismo hizo una lectura únicamente superficial, ese aspecto que ellos mismos señalaban como negativo en Soda Stereo.
Sobredosis de TV» y «Un misil en mi placard» tuvieron un gran impacto en los jóvenes oídos de hace 30 años. Ambas canciones, de autoría de Cerati, también marcan el tono de la época, en donde los tópicos de la caja boba, la guerra y el sexo (en pleno destape) se incluían en las conversaciones cotidianas. La evolución de Soda sería arrolladora en los siguientes años. Sus composiciones, la hermosísima y única voz de Cerati, la comunión entre los tres músicos los harían conquistar un continente completo y la devoción seguiría creciendo año a año. El álbum debut de la banda difirió mucho de sus trabajos posteriores aunque fue así con cada disco.