Aunque parezca sorpresa que la actriz inmortalizara sus manos en el Paseo de la Fama de Hollywood, ya que tiene una prolífera carrera a sus espaldas con más de 40 películas, además de un Oscar y un Globo de Oro entre sus numerosos reconocimientos.
La actriz llegó radiante al famosos Teatro Chino de Grauman en un vestido púrpura y amarillo hasta la rodilla y unos impresionantes stilettos color violeta que no dudó en meter en el cemento para inmortalizar sus pies. A su lado se encontraba su hijo Louis de tres años y medio que iba muy gracioso con un traje de chaqueta gris, corbata negra y Converse All Star a juego.