La popularización de las redes sociales y de los teléfonos inteligentes ha permitido que estemos cada vez más conectados, pero también ha propiciado que publiquemos lo que hacemos en nuestras vidas -cómo dónde y con quién estamos- a veces de manera excesiva.
El problema llega cuando algunas personas comparten en sus perfiles sociales demasiadas cosas de su vida privada y tienen una sobreexposición muy grande en Internet de manera continuada. Esta situación, que puede derivar en una adicción a las redes sociales, recibe el nombre de oversharing. Hoy en lo mejor de la web te contamos en qué consiste y los riesgos que puede acarrear esta exposición máxima.
¿Qué es el ‘oversharing’?
El oversharing podría definirse como la sobreexposición de información personal en Internet, especialmente en las redes sociales. Es decir, que se produce cuando una persona comparte constantemente momentos de su vida personal y, por tanto, expone demasiado su vida en Internet.
En algunos casos, las personas que comparten su día a día a estos niveles pueden no ser conscientes de ello y no saben los riesgos que puede suponer hacerlo.
Si bien no hay una razón única que explique por qué algunas personas tienden a hacer esto, sí que hay algunos motivos que podrían estar relacionados. Por ejemplo, una persona puede tener pocos amigos y sentir la necesidad de crear esa comunidad con otras personas en línea compartiendo sus momentos cotidianos y también más íntimos.
Otra razón para compartir en exceso podría ser como motivo de desahogo o por búsqueda de atención de otros usuarios. Incluso también las propias redes sociales pueden ser alentadoras de esta situación ya que estas plataformas están pensadas -y de hecho incitan- para que los usuarios compartan la mayor cantidad de momentos sobre sus vidas en ellas.
¿Qué riesgos implica el oversharing?
Tener una sobreexposición de nuestras vidas en Internet puede tener algunas consecuencias si no se sabe controlar la información que se comparte en la red. Estos son algunos de los riesgos más comunes:
– Robos y allanamientos. Uno de los grandes peligros de compartir imágenes en Internet es que los delincuentes especialistas en ello pueden estar atentos a todos tus movimientos. Si te vas de vacaciones y lo compartes, pueden saber cuándo dejas la casa sola. Pero no solo cuando viajas, también cuando compartes que siempre vas al gimnasio a la misma hora y el mismo día de la semana, o cuando estás cenando en un restaurante y públicas la ubicación exacta de dónde te encuentras en ese momento.
– Vulnerabilidad ante desconocidos. Puede que salgas a la calle por la ciudad donde vives y te encuentres con desconocidos. Quizá tu no sabes prácticamente nada de ellos, pero ellos saben más de ti de lo que piensas: saben cómo es tu casa, lo que sueles comer, los sitios que frecuentas o la música que escuchas, entre otras muchas cosas.
– Problemas para cambiar de trabajo. Hoy en día no es extraño que los encargados de reclutar nuevos empleados hagan un chequeo de las redes sociales de los candidatos. Si tus redes son públicas debes saber que pueden utilizar esa información también para saber si tu perfil se ajusta al puesto o no. Aunque no te guste, tu reputación online dice mucho de ti también.
– Suplantación de identidad. Aunque a este riesgo se enfrenten especialmente las personas con un mayor número de seguidores en redes, cualquiera puede ser víctima de ello. Si compartes mucha información personal e imágenes, los delincuentes pueden crear cuentas haciéndote pasar por ti para desprestigiar o incluso para estafar a otras personas usando tu imagen.