Los obispos del mundo mostraron este lunes una apertura sin precedente para aceptar las vidas reales de muchos católicos contemporáneos, al afirmar que los homosexuales tienen dones que ofrecer a la iglesia, que deberían ser aceptados y que hay aspectos “positivos” en las parejas que conviven sin estar casadas. Las reuniones de obispos sobre asuntos de la familia marcó el lunes el punto medio de sus dos semanas previstas con un documento que resumió la marcha hasta ahora del debate a puerta cerrada. No se anunciaron decisiones, pero el tono del documento preliminar fue de una aceptación casi revolucionaria, en vez de la condena tradicional, con el objetivo de guiar a los católicos al ideal de un matrimonio duradero.
Los obispos dijeron que los homosexuales tienen “dones y cualidades” que ofrecer y preguntaron retóricamente si la iglesia estaba dispuesta a ofrecerles la bienvenida, “aceptando y valorando su orientación sexual sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio”. “Este es un cambio notable en el modo en que la iglesia católica habla sobre los homosexuales, afirmó el autor jesuita James Martin. “Claramente el sínodo está atendiendo a las experiencias complejas de la vida real de los católicos en el mundo y buscando tratarlas con misericordia, como hizo Jesús”. Los obispos reiteraron que el casamiento homosexual está fuera de cuestión. Sin embargo, admitieron que las sociedades entre homosexuales tenían su mérito.