El sínodo de obispos, que reúne en el Vaticano desde hace una semana a más de 200 arzobispos y cardenales de todo el mundo, se interroga por primera vez sobre cúal debe ser la actitud más correcta y realista de la Iglesia hacia las parejas homosexuales y sus hijos. En un documento de trabajo de nueve páginas, divulgado por el Vaticano y que lleva el título “Retatio Post Disceptationem”, los obispos reconocen que los homosexuales “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, con lo que la Iglesia abandona abiertamente el tono de condena y prejuicio hacia la homosexualidad.
“La mayoría de los obispos quiere una Iglesia que mira al mundo con simpatía, que no lo juzga”, explicó monseñor Bruno Forte, secretario general del sínodo, entre los encargados de elaborar el complejo documento, una suerte de síntesis de las diferentes posiciones dentro de la Iglesia.