Los gastos variables se convierten en el elefante blanco del bolsillo

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Tu fuga personal de capital tiene solución: pon un tope a los gustitos diarios

 

Hay consumos que por tratarse de cantidades pequeñas de dinero no se notan en el bolsillo, pero que al sumarse al final de mes darán como resultado cantidades importantes. Los gastos variables, en cambio, son caprichos en la mayoría de los casos, porque no tienen un carácter obligatorio ni vital.

 

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los gastos variables, cuando no se les tiene la soga corta y se hacen sin ningún control, pueden llegar a convertirse en el elefante blanco del bolsillo.

 

En principio, se sabe que los gastos fijos son aquellos como el alquiler de un local, el pago del préstamo, el colegio de los niños, el alquiler del apartamento, y así por el estilo. Los gastos variables, en cambio, son caprichos en la mayoría de los casos, porque no tienen un carácter obligatorio ni vital.

 

Este tipo de gastos es el que se hace con el dinero que, dentro de un presupuesto, no tiene una asignación específica. Con ese monto, por ejemplo, se compra por nostalgia el último disco compacto de un artista muy querido de nuestra adolescencia, cuya voz ha cambiado y realmente ya no lo escucharemos y lo arrumbaremos en una esquina apenas llegar a casa.

 

Por razones como esta se dice que los gastos variables pueden convertirse en “elefantes blancos”, es decir, algo que cuesta mucho pero que al final de cuentas resulta inútil.

 

Hay consumos que por tratarse de cantidades pequeñas de dinero no se notan en el bolsillo, pero que al sumarse al final de mes darán como resultado cantidades importantes.

 

Si una persona compra dos cafés y bocadillos por montos que van desde 100 a 350 pesos todos los días laborables, al final de mes habrá hecho un gasto de entre 2,000 y 7,000 pesos.

 

Una forma de reducir “al elefante blanco” que se oculta tras los gastos diarios es ponerle una cantidad tope a los gastos variables. Controle su monedero o billetera y controlará su futuro financiero.

 

Esto significa que, en lugar de decir que gasta entre 100 y 350 pesos diarios en picaderas y café, se puede poner una cantidad fija para consumo, como 100 ó 150, para que al final de mes haya economizado entre 3,000 y 4,000, que perfectamente pueden ir a parar a una cuenta de ahorros.

 

Cientos de ideas como esta pueden encontrarse en libros como Finanzas personales, de Cesar Perelló; ¿Cómo compro inteligentemente? y ¿Cómo llego a fin de mes?, de Andrés Panasiuk.

 

 

Lissette Rojas / DINEROIDEAS

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