Piense sobre los dos sentimientos en el siguiente mensaje. Utilice el formato “ Te sientes ___________ tanto como _________________” (Egan, 1975).
Junto con los sentimientos, debemos pensar en las circunstancias o las razones al mismo tiempo que manifestamos el sentimiento. ¿Qué llevó a dicho sentimiento?
Yolanda dijo, “Nunca entenderé las matemáticas, son demasiado difíciles.” Para decidir que se sentía desanimada, se preguntaría, ¿a qué se debe su desánimo? Al decidir la respuesta, diría “Te sientes desanimada porque te parece que las matemáticas son difíciles.” Observe que captó el mensaje de Yolanda y facilitó una frase intercambiable con la suya.
Trabajemos con ello nuevamente. Acuérdese de mantener las respuestas breves y directas.
1. “¡Nunca volveré a jugar con ella! ¡Es mala!”
Te sientes enfadada porque ____________________________
2. “Este problema no me sale.”
Estás sintiendo desánimo porque _________________________
3. “No quiero almorzar. No quiero hacer nada. Nada está saliendo bien.”
Te sientes deprimido porque ____________________________
¿Cómo puedo variar el formato?
Utilizar el formato de “Te sientes ______________ porque _____________” ayuda a aprender a implementar la escucha reflexiva, pero puede que desee variar el enfoque. Puede que opte por simplemente eliminar el “Te sientes” y sustituir “Estás”: “Estás enfadado porque _________”. Cambie la preposición: reemplace el “porque” con “en”, “por”, “con”, “sobre”, “de”. Diga, “Estas enfadada por la forma en que te trata.”
Según vaya sintiéndose más cómodo con esta manera de responder a los hijos, siéntase en libertad de ir variando las “pautas”. Empiece con “Por lo visto” (“Por lo visto te aburres en el colegio”), “Parece” (“Parece que estás desilusionado por no poder ir”) o “Tengo la impresión” (“Tengo la impresión de que estás confundido”).
Seguro que se le ocurrirán otras maneras de iniciar sus respuestas de escucha reflexiva. A continuación señalamos algunas posibilidades (Gazda et al., 1977):
¿Podría ser que…?
Me pregunto si…
Quizás sería…
Corrígeme si me equivoco…
Me da (Tengo) la impresión que…
A ver si lo he entendido; tú…
Por lo que escucho, tú …
______________________. ¿Es así?
______________________. ¿Te refieres a eso?
______________________. ¿Así es como te sientes (lo ves)?
Sea lo más preciso posible. Asegúrese de no subestimar la intensidad de los sentimientos de un hijo. Cuando Elena da un puntapié y dice, “¡Nunca volveré a jugar con ella! ¡Es mala!”, no le conteste, “Me parece que estás molesta con ella.” Elena no está molesta, está enfadada. Los hijos pueden percibir un insulto en la comprensión de sus sentimientos o falta de verdadero interés. Es mejor enfatizar que restar importancia. Por ejemplo, Jeremías dice, “Anda, está lloviendo, no podremos salir al recreo.” Si usted le responde, “Por lo visto te entristece tener que quedarte dentro,” quizás le corrija diciéndole, “No, no estoy triste, me gusta la idea” o “Sólo estoy un poco desilusionado”. Querrá manifestar las cosas con precisión, pero en caso de exagerar, los hijos entenderán que lo ha intentado.
Temas a recordar
1. Pocas personas son buenos receptores por naturaleza. La mayoría asumimos los papeles tradicionales cuando los hijos se muestran molestos. Puede que nos quejemos, los critiquemos, amenacemos, sermoneemos, pongamos a prueba, ridiculicemos o tranquilicemos.
2. “El lenguaje de la aceptación” requiere que nos mostremos y sintamos relajados, para prestar atención a nuestros hijos y evitar hacer juicios, a modo de utilizar la escucha reflexiva.
3. La escucha reflexiva requiere de una respuesta que ponga de manifiesto los sentimientos de los hijos y las circunstancias o razones de los mismos.
4. Intente utilizar las palabras más precisas para expresar los sentimientos, no olvide tener en cuenta la reacción de ciertos hijos ante ciertas palabras.
5. Asegúrese de no desestimar la intensidad con la cual un hijo expresa sus sentimientos. Es mejor enfatizar que infravalorar.
6. Las respuestas abiertas reflejan precisamente los sentimientos de los hijos y las circunstancias en las que surgen; abren las puertas a futuras comunicaciones.
7. Las respuestas cerradas añaden interpretaciones y juicios que tienden a cortar la comunicación.
8. Tenga presente la posibilidad de que su escucha reflexiva pueda reforzar alguna meta errada del hijo.